martes, 5 de abril de 2011

Los intermediarios naturales

En reciente entrevista, el director de la centenaria editorial francesa Gallimard, en el marco de unas opiniones ciertamente equilibradas, y con una consciencia ejemplar tanto acerca del problema que el entorno digital ha supuesto para las editoriales de textos impresos como acerca del marco regulador europeo que trata de acotar este problema, hacía uso, sin embargo, como de pasada y escondida en un discurso de alcance más amplio, de una expresión que llama nuestra atención. La piratería digital, fenómeno que innegablemente existe, atenta, según Antoine Gallimard, contra “los intermediarios naturales” entre el libro y el lector. De ello se sigue que atenta contra las editoriales, las imprentas, los distribuidores, las librerías o las bibliotecas, lo cual también es innegablemente cierto. No obstante, si reviso la historia de la lectura, siquiera en Occidente, no puedo dejar de cuestionar la afirmación de que estos agentes, entre otros, sean los intermediarios naturales entre el libro y el lector. De ser así, esto equivaldría a admitir que tal intermediación natural constituye un universal, una aserción válida para todo tiempo y para todo lugar. No obstante, el modo en que se producía y se distribuía “el libro” (usemos mejor la expresión “texto”) en Mesopotamia, en Grecia, en Roma, en el Imperio chino, en Indonesia, o incluso en Europa hasta fecha relativamente reciente, no incorporaba a tales agentes. De hecho, muchas culturas en la actualidad y en el pasado no son letradas, no están basadas en el texto escrito, lo cual no minimiza su valor como culturas. Si estos agentes, como no resulta difícil de argumentar, puesto que abunda la literatura al respecto, no han existido en todos los espacios ni en todos los tiempos, entonces no existe la intermediación natural, y el actual modelo de intermediación puede ser reemplazado por otro, como él reemplazó a modelos anteriores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario