lunes, 31 de enero de 2011

E-books, e-readers y las TIC en las bibliotecas

De un tiempo a esta parte las bibliotecas han comenzado a hacer uso, a efectos de préstamo, de e-books y e-readers. Se trata de una buena manera de promover el uso de las nuevas tecnologías en el espacio físico de la biblioteca; es decir, de mostrar que no todo tiene por qué pasar por los espacios virtuales de información, sino que todavía quedan resquicios para el contacto físico. Sin embargo, el éxito de estas iniciativas es diverso, teniendo en cuenta todo el potencial implicado en el e-book. Cabe preguntarse si parte de este no demasiado brillante, hasta el momento, resultado, no podría deberse a cierta confusión terminológica que tiende a igualar e-reader y e-book, cuando lo cierto es que el primero es el mero dispositivo físico, el portador de la información, mientras que el segundo es, en sentido estricto, el libro, el fichero o el conjunto de ficheros que contienen la información y que son, o progresivamente devendrán susceptibles de ser, utilizables en más de un dispositivo, en espacios físicos y virtuales.

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