sábado, 23 de agosto de 2008

Managing the crowd: rethinking records management for the Web 2.0 world

El libro publicado recientemente por Steve Bailey plantea diez principios básicos de lo que el autor llama la "Gestión de documentos 2.0", y profundiza en la tendencia hacia la creciente utilización de herramientas 2.0 para la realización de los tradicionales procesos de gestión de documentos, desde la creación a la conservación, no sólo en el ámbito de los documentos personales, en el que efectivamente la Web 2.0 está cambiando las prácticas documentales de los individuos, sino también en el ámbito organizativo. Desde luego, existen aspectos de tal ámbito en el que la Web 2.0 parece, no sólo una posibilidad, sino cada día más una necesidad. Un ejemplo de uno de tales aspectos sería la diseminación de productos culturales de los archivos sobre la web: las exposiciones fotográficas que permitan el etiquetado por parte del usuario final mediante, digamos, Flickr; la creación de redes sociales de usuarios de archivos, o de archiveros que tengan algo que compartir; o la creación de wikis genealógicas. Sin embargo, existen actividades de gestión de documentos que aún requieren de estrictos requisitos para garantizar que tales documentos constituyen buena evidencia, y la seguirán constituyendo en el futuro. El autor plantea también la posibilidad de utilizar herramientas como Google Docs o GMail como espacios de creación y almacenamiento de tales documentos. Es en este punto en el que el libro de Bailey deviene más cuestionable, no porque su propuesta resulte inviable, sino, más bien, porque en un mundo en el que la frivolización del documento, la elevación de las tecnologías a los altares, y la falta de responsabilidad pública son realidades de primer plano, la propuesta de Bailey es más que viable, y, por tanto, más que arriesgada, si no se tienen en cuenta aquellas cuestiones relativas a evidencia y otras nociones asociadas, como autenticidad, privacidad, vigilancia, seguridad. Creo que el libro de Bailey es una buena llamada de atención orientada hacia la descentralización del poder archivístico, pero también creo que, en su actual estado de desarrollo, las herramientas 2.0 no pueden dar cuenta de todos los infinitos requisitos necesarios para que un documento pueda ser evidencia de algo, y seguir siéndolo más allá del punto de su creación.

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